A medida que la crisis hídrica en Chile se profundiza, la industria minera del país, uno de los pilares económicos de la nación, está adoptando una serie de innovaciones tecnológicas para reducir su consumo de agua dulce. En un esfuerzo por mitigar el impacto ambiental y asegurar la continuidad de sus operaciones, más de 110 organizaciones del sector, agrupadas bajo la iniciativa Compromiso Minero, han acordado una meta ambiciosa: para 2025, el 90% del agua utilizada por la minería en Chile provendrá de fuentes no convencionales, principalmente agua de mar y agua reutilizada.
La minería chilena, que representa un pilar clave de la economía del país, actualmente consume aproximadamente el 4% del agua continental disponible, según datos de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco). Si bien esta cifra puede parecer baja, el contexto de escasez de agua, sumado al aumento en la demanda del recurso por parte de la minería, hace que cada gota cuente. Para afrontar la creciente crisis hídrica, el sector ha adoptado tecnologías de desalación y reciclaje de agua como soluciones clave.
Uno de los proyectos más destacados es la planta desalinizadora de ósmosis inversa Distrito Norte de Codelco, que comenzará a operar en 2026 con una capacidad inicial de 840 litros por segundo (l/s), y con el potencial de expandirse a 1.956 l/s. Esta planta abastecerá a las divisiones de Chuquicamata, Radomiro Tomic y Ministro Hales, regiones clave para la producción de cobre del gigante estatal.
Proyectos de Desalación en Expansión
La transición hacia fuentes no convencionales de agua es una prioridad para muchas de las principales empresas mineras del país. Un ejemplo claro es Compañía Minera del Pacífico (CMP), que ya utiliza el 100% de agua desalinizada y reciclada en sus operaciones en los valles de Copiapó y Elqui. Este enfoque ha sido replicado en varios proyectos, como el de Antofagasta Minerals en Los Vilos, y el de Minera Candelaria en Caldera.
De acuerdo con un estudio reciente de Cochilco, se estima que para 2034, el uso de agua dulce por parte de la minería disminuirá en un 39%, y la demanda de agua de mar en el sector alcanzará los 16.530 l/s, lo que representará un incremento de 157% en relación con las cifras de 2022. Esto refleja un cambio radical hacia fuentes de agua más sostenibles para la industria.
Hoy en día, Chile cuenta con 31 plantas desaladoras aprobadas para uso industrial, de las cuales 24 están operativas y las restantes están en construcción. En total, estas plantas producen 9.482 l/s de agua, y se espera que, con las cinco nuevas plantas en construcción, este número aumente en 6.900 l/s. Según la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades), este crecimiento en la capacidad desaladora es crucial para cubrir las crecientes demandas del sector minero, especialmente en un escenario de posible aumento en la producción de minerales críticos para la transición energética.
Mientras las grandes empresas mineras avanzan en la implementación de tecnologías de desalación, la Universidad de Antofagasta también está impulsando innovaciones en la materia. Científicos de la casa de estudios han desarrollado una nueva tecnología biológica de purificación de agua, conocida como sobredante extracelular antibiofouling. Este proceso ha demostrado ser efectivo en inhibir la fijación de organismos marinos durante la desalinización, un desafío común en las plantas desaladoras. La tecnología fue adquirida por Glauben Ecology, una compañía especializada en tratamiento de aguas en el norte de Chile, que planea escalar su uso.
El Dr. Fernando Silva Aciares, director del Departamento de Biotecnología de la Universidad de Antofagasta, destacó el impacto potencial de esta investigación, afirmando que “los resultados obtenidos hasta ahora permiten prospectar el desarrollo de herramientas biotecnológicas que podrían utilizarse en la industria acuícola, minera y sanitaria, sin efectos negativos para el ecosistema”.
La minería chilena, consciente de su rol en la crisis hídrica, ha asumido un compromiso firme hacia la sostenibilidad. Rafael Palacios, vicepresidente ejecutivo de Acades, subraya la rapidez con la que la industria ha adoptado fuentes no convencionales de agua. «La velocidad y magnitud con que la gran minería está migrando hacia el uso de agua de mar y salobre es fundamental para cumplir con las proyecciones de crecimiento de sus operaciones», señaló. Ejemplos notables incluyen a BHP con Minera Escondida, que desde 2020 solo utiliza agua desalinizada, y Minera Centinela de Antofagasta Minerals, que desde 2023 emplea exclusivamente agua de mar. Además, Anglo American se ha comprometido a dejar de utilizar agua continental en Los Bronces a partir de 2030, como parte de sus compromisos ante las Naciones Unidas.
La minería chilena se enfrenta a retos significativos, especialmente en términos de sostenibilidad ambiental. Sin embargo, la transición hacia el uso de agua desalinizada y reciclada ofrece una oportunidad para equilibrar la actividad minera con la preservación de los recursos hídricos del país. El futuro de la minería en Chile, en gran parte, dependerá de la capacidad de la industria para adoptar tecnologías innovadoras, mientras colabora estrechamente con las autoridades y las comunidades locales para enfrentar la crisis hídrica de manera efectiva. A medida que el sector se adapta a este nuevo paradigma, Chile podría convertirse en un líder global en la utilización de fuentes de agua no convencionales para la minería, estableciendo un modelo para otros países con industrias extractivas similares. La meta de Compromiso Minero de hacer que el 90% del agua utilizada por la minería provenga de fuentes sostenibles para 2025 es, sin duda, una de las metas más ambiciosas y esperanzadoras en este esfuerzo colectivo hacia un futuro más sustentable.