En respuesta a la creciente escasez hídrica, el Groundwater Replenishment System (GWRS) del condado de Orange, tiene un proyecto en funcionamiento desde 2008, ha logrado transformar aguas residuales tratadas en agua potable utilizando una cadena de tres etapas: microfiltración, ósmosis inversa y desinfección con luz ultravioleta .
La instalación procesa hasta 130 millones de galones diarios (≈ 492 millones de litros), lo cual abastece a cerca de un millón de personas, equivalente al 45 % del suministro hídrico de la zona central del condado. El agua purificada se emplea principalmente para recarga de acuíferos y barreras contra la intrusión salina, garantizando una fuente constante y controlada de recarga.
Costo y eficiencia comparativa
Aunque el sistema demanda unos 17 megavatios de electricidad y un costo mensual aproximado de 2,5 millones de dólares, sigue siendo más económico que la desalación, ya que el agua residual contiene menos sales. Además, ha sido reconocido por su eficiencia económica y transparencia pública, recibiendo premios como un récord Guinness.
En octubre de 2024, California aprobó normas que autorizan el uso directo de agua reciclada para consumo humano, abriendo camino a proyectos similares en Los Ángeles, Utah, Texas y Colorado. Estos esfuerzos son vistos como modelos replicables en regiones con estrés hídrico marcado, especialmente en el oeste de EE. UU.
El lema de la planta —“Tastes like water … because it is water”— busca disipar el rechazo social asociado al «toilet-to-tap». Su estrategia incluye tours educativos y campañas para reforzar la confianza ciudadana en la calidad del agua.
El sistema de Orange County representa un caso paradigmático: demuestra que el reúso avanzado de aguas residuales puede convertirse en una solución viable, sostenible y económica ante la crisis hídrica. Su éxito técnico, junto con el respaldo regulatorio en California, posiciona este modelo como un referente para otras regiones vulnerables al cambio climático y la escasez de agua.



