Un reciente estudio utilizando imágenes satelitales de la NASA revela una situación crítica en la costa entre Tijuana e Imperial Beach: más de 100 000 millones de galones (≈ 379 000 millones de litros) de aguas residuales sin tratamiento, desechos industriales y escurrimientos urbanos han sido vertidos al océano Pacífico en los últimos cinco años.
Pluma tóxica desde el espacio
El análisis detectó una masa visible de contaminación frente a la costa de Imperial Beach, producto de un flujo constante de descargas que en “días críticos” puede alcanzar “cientos de millones de galones” diarias. Este escenario ha llevado al cierre indefinido de playas, denunciado como “un grave conflicto de justicia ambiental” por investigadores vinculados a Scripps y SDSU .
Los residuos transportan sustancias tóxicas como metanfetaminas, endotoxinas y bacterias patógenas. Las autoridades locales asocian la contaminación con miles de casos anuales de cefaleas, erupciones cutáneas, infecciones respiratorias y otros signos de toxicidad .
El problema se atribuye a un sistema de tratamiento obsoleto y deficiente, incapaz de gestionar el crecimiento urbano en Tijuana. Aunque en 2024 se emitió un plan federal para reparar la planta South Bay International Wastewater Treatment Plant, especialistas exigen mayor intervención nacional.
Científicos como Kim Prather de Scripps advierten que la contaminación también se desplaza al aire, exponiendo a la población a gases tóxicos además de a patógenos. Paula Stigler Granados (SDSU) califica la situación como “la mayor crisis de justicia ambiental en EE.UU. actualmente” .



